El Estado: lo que hay y que hay que aceptar

Primero experimentamos un mundo físico. Nuestra madre nos amamanta y protege. Los médicos que reciben al recién nacido se preocupan de detalles materiales. Apenas percibimos detalles que indiquen que el mundo es algo más que físico y dotado de la racionalidad de la materia física.

Tal vez luego, en el colegio, la dirección no pare a un matón porque su padre posee un título nobiliario o desarrolla una profesión de prestigio. La sociedad nos parece más o menos razonable. Salvo pequeños desajustes, su funcionamiento parece perfectamente lógica y razonable. Salvo unos pocos raros ridiculizados, la mayoría no concebimos otras formas de organización social, que deberán ser peores o menos lógicas.

Apenas percibimos el Estado. Los primeros comentarios que oímos sobre él tratan de no ser polémicos.