Pasos de un peregrino son errante
cuantos me dictó versos dulce musa:
en soledad confusa
perdidos unos, otros inspirados.(Soledad Primera, Luis de Góngora Argote)
Periódicamente tiraba lo que había escrito en cuadernos que ocupaban espacio y pesaban, de mudanza en mudanza. Mi padre me animó a comprar un portátil, a poco de salir (los portátiles), que no llegué a aprender a manejar y del que me deshice en seguida. Cuando me subí al tren del ordenador todos esos archivos que había ido redactando no ocupaban demasiado y pesaban nada; los conservaba de instalación en instalación, de ordenador a ordenador. Por supuesto no volví a adquirir un portátil hasta que no se abarataron.
Hace unos años me hice dos cuentas en la nube, Dropbox y GitHub, con much escepticismo, siempre por detrás del resto, luego empecé a verles la ventaja. ¿O sea que uno puede subir archivos a una especie de directorio virtual y tal vez despreocuparse de copias de seguridad en discos duros, archivos que transmigran de ordenador a ordenador según el actual moría o contraía alzéimer?
Investigué, probé, desarrollé, sistemas de escritura.
De modo que por una parte estas páginas sirven de archivo de mis ideas y notas tomadas, sirven de memoria. Y por otra pretendo presentando mi visión general de la realidad convencer de que podemos entenderla de manera diferente.
Era del año la estación florida...
Era del año la estación florida...
en que el mentido robador de Europa
(media luna las armas de su frente,
y el Sol todos los rayos de su pelo),
luciente honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas,
cuando el que ministrar podía la copa
a Júpiter major que el garzón de Ida,
náufrago, y desdeñado sobre ausente,
1agrimosas de amor dulces querellas
da al mar; que condolido,
fué a las ondas, fue al viento
el mísero gemido,
segundo de Arión dulce instrumento.(Soledades: Soledad Primera, Luis de Góngora Argote)
Cursé Filología Hispánica. Me recomendaron un profesor de literatura del Siglo de Oro y me apunté a ese grupo. El bedel le traía un güisqui a mitad de la clase y decía esta casa
para referirse despectivamente a esa universidad o facultad. Había estudiado en Oxford y sostenía que law y low sonaban igual. Según él Góngora era sublime, tal literato, tal otro, también eran sublimes en tales y cuales aspectos. Y yo tenía la sensación de que me estaban iniciando en algo sublime. Ahora no venero la cultura española y con el tiempo he rechazado a ese profesor que no enseñaba nada, pero cuando leo a los clásicos castellanos percibo algo. Que el valor de esos estudios radicaba en no haber aprendido absolutamente nada. Aún hoy cuando hablo con un licenciado averiguo si adquirió muchos conocimientos y por lo general descubro que sí, mientras que yo, pues no.
Y recitaba a Góngora con mucho énfasis. Casi mi poeta en castellano preferido.
Elegí la especialidad de lingüística.
Después mi vida, cuando gané dinero, giró en torno a la literatura, en inglés porque lo enseñaba en un instituto, y la música ligera, me gustaba El último de la fila, y buscaba una especie de glamour, como una habitación de hotel, mi capullo.
En 1999 salió la primera película de Matrix. Parecía portar un mensaje profundo cuya profundidad se centraba en esa escena espeluznante que da a entender que en la realidad
existimos en una especie de capullos cual crisálidas paralizadas por unas máquinas
que ganaron una anterior guerra las cuáles necesitan para su supervivencia o continuidad extraernos unos fluidos físicos o mentales, lo cuál a su vez exige mantenernos soñando lo que consideramos realidad. ¿Qué demonios siginifica la metáfora o teoría de Matrix? Porque he escuchado opiniones apasionadas de que describe nuestra realidad acertadamente. En justicia a lo largo de la peli se sueltan toda suerte de diálogos y citas sabias.
Mucho que rechazar en mi propia vida. ¿Todos en la misma situación? ¿Qué es el amor, a uno mismo y a los demás?
El curso de mis pensamientos me llevó a plantearme la agricultura en una etapa en la que vivía sumido en lo digital y fascinado por la programación de ordenadores.