Vida

Ciertamente la ciencia de la vida es la biología, a la vez que esa Vida posee un fuerte componente irracional.

La Vida no consiste sólo en evitar o retrasar la muerte sino en vitalidad, opción y libertad. La vida es una búsqueda.


Favorecer la Vida implica facilitar herramientas, a contracorriente del paternalismo imperante.

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La filosofía sueca del lagom te anima a sacar más partido a la vida con la cantidad justa de todo. Se trata de hacer lo que es absolutamente esencial y de saber cuándo parar.

No es sólo una palabra, sino la esencia de lo que significa ser sueco y vivir como tal, escribe Åkerström en su libro Lagom, el secreto sueco de la buena vida.

Impregna profundamente la sociedad y el lenguaje suecos, desde el trabajo y la familia hasta la decoración del hogar, la comida, el cuidado del medio ambiente, las finanzas y mucho más, explica Åkerström en una entrevista de Forbes.

Para mí, lagom significa en realidad la mejor solución, no la perfecta, en cualquier contexto para crear equilibrio. Me atrevería a decir que es la raíz de la mentalidad sueca, agrega.


Según Niels Eék, cofundador y psicólogo de la aplicación de bienestar Remente, es lógico que lagom esté calando entre las gentes de todo el mundo.

Por un lado, somos excesivos en nuestros hábitos de trabajo, relaciones y caprichos. Por otro, se nos aconseja limitarnos probando una nueva dieta de moda o una desintoxicación de moda, explica.

En un mundo de contrastes y consejos contradictorios, lagom da en el clavo: permite a la gente disfrutar, pero mantenerse sana y satisfecha al mismo tiempo.

Ni demasiado poco ni en exceso: en su justa medida. Este refrán sueco resume, en pocas palabras, lo que plantea esta filosofía. Lagom define la cantidad perfecta, en el punto medio, un planteamiento que ya propuso Aristóteles en el siglo IV a.C. y que ahora ha vuelto a cobrar importancia. Pero va mucho más allá y, más que un estado, se trata de un estilo de vida equilibrado que propugna el placer de compartir y la moderación como claves para el bienestar y la felicidad. Te anima a aprovechar las oportunidades que te da la vida, a disfrutar de cada momento en función de tus posibilidades y a no lamentarte por lo que no tienes.

La escritora y editora Linnea Dunne, que publicó en 2017 el libro Lagom, la receta sueca para alcanzar el equilibrio en tu vida, apunta: Un tipo de felicidad lagom no es ni exaltado ni eufórico, y claramente nada ostentoso, sino comedido. Y es precisamente esta cualidad de equilibrio la que parece ser el secreto de la felicidad verdadera y sostenible. Por su parte, Lola A. Åkerström señala en su libro Lagom, el secreto sueco de la buena vida (2017) que esta filosofía aspira a garantizar que compensemos nuestras necesidades de una manera que constituya una invitación a la paz y la plenitud, más allá de lo que ambicionamos en la vida. Y añade: Lo que me pide lagom es que sea más consciente de mis emociones, de mi cuerpo y de mi bienestar.

(Ibertrola)

Cómo se aplica en el día a día

Si se sigue la máxima de hacer todo en su justa medida es fácil entender cómo funciona esta filosofía en las distintas situaciones cotidianas.

Por ejemplo, trabajar demasiado es una antítesis de lagom, así que una forma muy rápida de aplicar el concepto en el trabajo es hacer pausas regulares.

En Suecia, tomarse un descanso con un café y quizás un dulce con los compañeros de trabajo tiene incluso un nombre: fika y se suele hacer un par de veces durante la jornada laboral. Te ayuda a recalibrar el día para no trabajar demasiado.

También la mentalidad lagom implica planificar y buscar siempre el consenso para minimizar los conflictos y enfrentamientos laborales.

En casa, el lagom trata de desestresarnos, así que todo lo que no sea funcional o no tenga un fuerte valor emocional está ocupando un espacio que no merece en el hogar.

Se trata de crear un hogar cálido, acogedor, con objetos que sólo te produzcan bienestar o felicidad porque te traigan recuerdos, por ejemplo.

Deshacerte de las cosas innecesarias para evitar habitaciones atiborradas.

Lo mismo ocurre con la comida. Lagom quiere que tengas hábitos alimentarios saludables que puedas llevar cómodamente.

Alimentarse con un consumo sostenible, ético y local, con productos frescos y de temporada. Reutilizar las sobras. Un ejemplo de ello es la receta de pyttipanna, que tradicionalmente se hace con los restos de comidas anteriores.

Asimismo, implica consumir de manera consciente con un enfoque meticuloso del empleo del dinero, evitando incurrir en gastos innecesarios. Eso no quiere decir que se restrinja a la hora de invertir: de hecho, esta filosofía defiende que más vale gastar en algo bueno y duradero -como una prenda de ropa de calidad- que en algo barato y mal hecho.

Pienso que lo bonito de este estilo de vida es que podemos escoger los mejores aspectos para aplicarlos y mezclarlos con nuestras propias culturas. Por ejemplo, en mi vida, me he convertido en mejor oyente al hablar menos y compartir sólo la información relevante, comenta Åkerström.

En cuanto al bienestar, he aprendido a decir no más a menudo y, lo que es más importante, a no sentirme culpable por ello, agrega.

Cada persona tiene su lagom

La belleza de lagom es que se trata de una mentalidad y no sólo de un conjunto específico de acciones a seguir.

Lagom quiere que encontremos nuestro propio equilibrio y puntos felices en nuestra vida para sentirnos cómodos. No hay un hábito específico y mi lagom no va a ser tu lagom.

Si nos centramos primero en nuestras necesidades y las satisfacemos al máximo con la mejor calidad que podamos permitirnos, ya estamos sentando las bases de la satisfacción en nuestras vidas.

Como el lagom de una persona no es exactamente igual al de otra, puede manifestarse un lado negativo del lagom dentro de los grupos.

Esto hace que las personas se conformen para garantizar la armonía y no aporten sus niveles individuales de lagom al grupo para evitar causar celos y generar resentimiento.

Lagom quiere empujarnos a un espacio de satisfacción individual al tiempo que crea armonía dentro de los grupos.

Lagom nos enseña a evitar tanto el exceso como la restricción extrema, lo que nos permite comprender mejor lo que nos hace felices y favorece nuestro propio y único bienestar mental, afirma Eék.

Al adoptar una mentalidad lagom, aprendemos a evitar los extremos del estado de ánimo o de los sentimientos.