Sistemas
Un sistema está formado por varias partes interconectadas de tal modo que el conjunto sea algo más que la suma de las partes.
Un sistema pues es (1) un conjunto de partes o componentes (2) relacionados entre sí. La escritora e investigadora Donella H. Meadows añade que un sistema además (3) ha de tener una finalidad y, en efecto, al percibir un sistema tendemos a atribuirle una finalidad. Un tornillo por ejemplo está compuesto de cabeza y tronco fabricados con formas premeditadas, y en la medida en que la rosca encaja en una tuerca y se puede hacer girar tan sencillo objeto constituye un sistema con una finalidad también, la de sujetar.
Si toda relación del sistema se reduce a él mismo decimos que el sistema es cerrado, de lo contrario decirmos que es abierto. Un sistema abierto se relaciona con lo que desde él se considera el entorno. (En teoría de sistemas y en telecomunicaciones se suele representar el entorno mediante una nube.)
Los sistemas a su vez se dividen en concretos o materiales y abstractos. A veces un sistema abstracto se encierra tanto en sí mismo que deja de rendir cuentas a la realidad, aunque su objetivo en un principio fuera corresponderse con ella, fuera servir de modelo de la realidad.
Algunos ejemplos de sistema:
Un automóvil, formado por un motor, caja de cambios, transmisión, dirección etc. todos ellos relacionados por contactos mecánicos y con la finalidad de transportar personas.
Los sistemas de nuestro cuerpo, formados por conjuntos de órganos conectados por conductos, señales químicas e impulsos neuronales, cada uno con su propia finalidad (digerir, oxigenar, bombear, coordinar etc.)
Un circuito eléctrico formado por baterías, interruptores, bombillas, motores etc., conectados por cables
Una universidad, formada por alumnos, profesores, aulas etc., relacionados por unas normas (horarios, calendarios, plantillas, programas etc.) y con la finalidad de acrecentar, transmitir y certificar el conocimiento.
Una ciencia formada por una parte por axiomas, principios y conceptos, y por otra por reglas o métodos para deducir otras verdades y aplicarlas. Todo ello con el fin de consolidar y ampliar el conocimiento.
Por cierto, las ciencias son sistemas sin una finalidad práctica, mientras que las tecnologías son sistemas del mismo tipo pero con finalidad práctica.
Los tres primeros ejemplos constituyen sistemas concretos. Obsérvese que su finalidad les viene dada desde fuera. Los dos últimos son ejemplos de sistemas abstractos.
Algunos sistemas abstractos generan su propia finalidad así como mecanismos para medir su eficiencia y beneficio dado que así justifican su existencia ante el resto de la sociedad. Ejemplos: la economía (moderna), la escuela (moderna), la universidad... Crean una contabilidad o modo de evaluación para monitorizarse a sí mismos, o para justificarse ante el resto.
Llegado a cierto grado de complejidad, un sistema requiere que sus participantes e implicados mantengan una fé (creencias), no necesariamente de naturaleza metafísico-teológica, y ello porque:
hay aspectos del sistema que no comprende bien
acaba surgiendo lo bueno, lo justo, lo bello... la verdad
los actores acaban teniendo que elegir, y toda elección moral se basa en creencias
Muchos sistemas contienen definiciones sesgadas, palabras irremisiblemente cargadas de connotaciones, las cuales imponen las reglas del juego y condicionan el resultado de las combinaciones lógicas de los elementos o términos del sistema. A menudo los significados de los vocablos presuponen cómo es o ha de ser el mundo. Pensemos en palabras tales como: guerra, adolescencia, empleo, moderno, droga... Los sistemas complejos comprenden además un vocabulario abstracto que los aleja de la realidad aún más. Pensemos en economía
, sociedad
, política
, sexualidad
, espiritualidad
, comfort
, nación
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