Conductos
Muchos bienes y servicios continuos se transfieren por conductos o canales, es decir que se nos proporcionan de modo ininterrumpido y con un caudal fijo o no hasta el lugar en el que estamos instalados, una vivienda, oficina, fábrica... Van por conductos el agua, la electricidad, el gas, el teléfono, internet etc. En cambio no se comercializan por conductos todos esos otros artículos móviles o portátiles, exportables y que esperaríamos encontrar en tiendas y de los que atribuimos mucho mérito a su fabricación y no tanto a su aprovisionamiento. Aunque a su vez los artículos de las tiendas llegan a éstas por conductos virtuales.
Un conducto como conexión que es primero ha de establecerse y puede rescindirse pasado un tiempo. Establecer y rescindir la conexión llevan acarreados un coste y retrasos. La conexión da derecho al cliente a que se le satisfagan unas expectativas, por ejemplo que al abrir un grifo salga agua.
Al final del conducto puede haber un depósito mediante el cual el consumidor amortigüe las variaciones o interrupciones del aprovisionamiento. En general los provedores disponen de depósitos de agua, almacenes, embalses, etc. para neutralizar las fluctuaciones de sus propios provedores.
En torno a los conductos se genera una economía irregular. Para empezar, ¿cómo un particular puede poseer una tubería o cable que atraviesa un espacio público? Surgen monopolios fácilmente. Se trata de servicios imposibles de exportar, lo cual tiende a enrarecer la economía al restringir la libre competencia y favorecer la formación de megaempresas que negocian con el Estado de tú a tú. A su vez al Estado le conviene que se establezcan muchos conductos porque así aumenta el volumen de la economía y porque tales intercambios no son en negro y por tanto tributan.
En general por los conductos viajan flujos entre los agentes económicos. Estos flujos pueden estar constituidos por trabajo, formación o dinero en forma de salarios, rentas, impuestos, facturas, domiciliaciones, hipotecas... Gran parte de la economía de los flujos gira en torno de la vivienda en tanto que institución. A la vivienda llegan cables, tubos y cañerías. Con frecuencia estas pequeñas facturas suponen poco dinero en comparación con el flujo de las hipotecas, piedra angular de la banca.
En realidad los conductos son una ficción de cara al usuario. No lo vemos ni nos alarmamos porque el modelo de conductos aún no ha fallado, pero si resultara inviable las compañías se disolverían y no sabríamos qué hacer. Retomando el tema de las hipotecas -importantísimo por su volumen y porque la vivienda constituye un modo de ahorro-, el modelo de conductos nos revela que suponen un flujo de salida de dinero de los hogares compensado por un flujo de entrada representado normalmente por salarios, los cuales a su vez no son más que el resultado de un tipo de conexión especial llamada empleo asalariado. Una vez más, todo irá bien mientras no se rescinda la conexión empleo asalariado
. Para evitarlo el Estado genera una legislación laboral que no sólo favorece a los trabajadores sino también a las empresas, bancos y constructoras. A las empresas porque la estabilidad anima al cliente a meterse en gastos y comprometerse a pagos, a los bancos porque prestan dinero a asalariados solventes
, y a las constructoras porque la disponibilidad de tanto dinero hace subir la demanda y precios de la vivienda. El mismo Estado se beneficia de tener atada a la gente a una vivienda. Si la cosa se pone fea los trabajadores especializados no van a emigrar y llevarse conocimientos y ahorros, porque o están pagando una hipoteca o poseen inmuebles difíciles o largos de vender.
La conexión empleo o puesto de trabajo es a su vez una ficción. Si un empresario necesita que le hagan mil puntos de soldadura este mes, nada asegura que los necesite el siguiente, o de entonces en adelante, dado que la demanda de trabajo depende de la economía, no de los legisladores. Mientras tanto el banco exige el pago de la hipoteca contratada so pena de embargo, y las compañías cortarán el suministro si se demora el pago de facturas. (El riesgo del sistema de hipotecas recae sobre el trabajador asalariado.) A su vez, como la vivienda estará situada en zona urbanizable, probablemente haya resultado y resulte imposible instalar sistemas alternativos como depósitos de agua, aerogeneradores etc. ¿Comprenden la explosibilidad de la situación actual?