Niveles de análisis de un sistema
Un sistema, es decir una máquina compleja, una organización o un ser vivo, puede analizarse, estudiarse o entenderse en diferentes niveles. Utilizo la palabra nivel
en lugar de aspecto
o faceta
porque uno se imagina estas categorías de análisis una encima de otra, la superior más abstracta que la inferior.
Por ejemplo, un ordenador en su nivel más básico obedece las leyes de la física, en particular las de la Mecánica Cuántica. Pero en el siguiente nivel, el electrónico, tales leyes no nos sirven para entender los circuitos analógicos de que está compuesto. A su vez tales circuitos van formando dispositivos (puertas lógicas, memorias etc.) que desempeñan funciones lógicas y aritméticas y constituyen el nivel electrónico digital, relativamente independiente del analógico. Varios dispositivos se coordinan para formar subsistemas, y varios de éstos a su vez consituyen el ordenador final. Pero por encima del ordenador físico está el nivel del software, a su vez dividido en subniveles, de los cuales el inferior es una especie de capa o cobertura que envuelve al ordenador físico denominada Sistema Operativo. Ni que decir tiene que también el Sistema Operativo se estructura en subniveles. Por último, los programas o aplicaciones funcionan apoyados en el Sistema Operativo, a veces separados de él por niveles intermedios adicionales (por ejemplo librerías).
O una empresa de manufactura. En el nivel más básico están las máquinas, y por encima los técnicos que conocen los detalles de su funcionamiento. A continuación están los ingenieros. Entre los ingenieros, probablemente los superiores trabajen a un nivel de abstracción mayor (ingenieros de sistemas) que los ingenieros técnicos (tecnólogos). Y por encima de todos se encuentran los economistas y los directores ejecutivos, a los que no interesan mucho los detalles específicos.
En un automóvil el nivel más concreto sería el de las interacciones entre partículas de que hablan la Mecánica Estadística y la Cuántica. Sobre ellos se construye la Termodinámica, la ciencia de la Elasticidad y Resistencia de Materiales, la Tribología (lubricación), la Mecánica de Fluidos etc. El siguiente nivel de análisis considera el vehículo constituido por subsistemas: motor, transmisión, señalización, dirección, chasis etc. Por último, el usuario o conductor se sitúa en un nivel aún más abstracto: no le importa qué significa esas enigmáticas RPM (rotacines por minuto) de las que el salpicadero insiste en informarle, ni si al tomar una curva la rueda interior delantera tiene que girar más despacio y torcerse más, ni a qué parte del motor exactamente se refiere la temperatura, ni dónde está el motor ni qué ruedas propulsa etc. Conocer los detalles del penúltimo nivel no es esencial para conducir bien.