Vivir en el Espacio frente a vivir en el Tiempo

Para algunos la hora es oro, intentan aprovechar el tiempo para avanzar hacia una meta, ven que su aprovechamiento se traduce en conseguir logros y mejorarse a sí mismos y al Mundo. Tal vez este tipo de persona habite en una vivienda funcional, minimalista, de dimensiones voluntariamente reducidas, casi un taller.

Otros valoran el espacio. Esta preferencia se manifiesta en edificios y fincas grandes, en una forma de ver la vida relajada, sin prisas ni marcarse objetivos.

Quien vive en el Espacio aprecia el aspecto continuo de la realidad. No anhela un cambio, sino que todo siga igual. Probablemente sea conservador, y el que vive en el Tiempo liberal.

Vivir en el Tiempo se corresponde imperfectamente con el modo de vida urbano, vivir en el Espacio con el rural.

Tal vez el que vive en el Espacio considere al que vive en el Tiempo cartesiano e inorgánico, y el que en el Tiempo considere irracional al que vive en el Espacio.


En el Tiempo nos trabajamos, en el Espacio dominamos.

Economías del espacio y economías del tiempo

Más en general se postulan dos economías contrapuestas. La Economía del Espacio se basa en la acumulación de inmuebles tanto horizontales como verticales, en la obtención de ventajas comparativas, privilegios, concesiones, titulaciones etc. Es una economía estática, mientras que la del Tiempo es dinámica, busca mejorar, perfeccionar...

El capitalismo industrial practica una economía del Tiempo, el capitalismo rural del Espacio.Y la PAC española premia la acumulación de tierras, no su mejora ni optimización.

Contrastes

La evolución del Tiempo es la Intensificación (profundizar, mejorar), la del Espacio la Expansión (ampliar, abarcar).

El estudio en el Tiempo significa comprensión (sabio) y aplicación (artista, ingeniero), en el Espacio memorización (erudito) y corrección (científico).

En el Tiempo se valora la calidad, en el espacio la cantidad.

Norte y Sur, tiempo y espacio

Para el hombre del Norte la vida es tiempo, para el del Sur espacio, y por ello aspira a ostentar mansión. En el Norte el tiempo se aprovecha para hacer cosas, en el Sur se esfuerza uno por que transcurra. El funcionario, el terrateniente, el rentista ganan más por el mero hecho de que pase. Se vive esperando al final de la jornada, comienzo de las vacaciones, fin de semana, a que termine el trabajo, losa pesada. Todos esperan que la situación mejore, sin emplear el tiempo en mejorarla, sino confiando en que todo lo cure.

El Sur, inmenso y despoblado, atesora casas, espacio, para encerrarse en ellas, de las que al hombre del Norte le falta tiempo para salir, salir al gran mundo pleno de posibilidades, de variaciones, lo otro.

Y la comida. En el Norte se come para vivir, que sirve para hacer cosas, mientras que en el Sur se vive para comer y estorban las horas que faltan para la siguiente comida. ¿Se han fijado en cuánto importa, cuánto se piensa y cuánto se habla de comida en el Sur? No obstante el Sur acusa de materialista al Norte, forjador de objetos materiales, y éste por su parte acusa al Sur de indolente.