Creatividad

Creatividad viene de crear, de hacer cosas, y no implica necesariamente crear de la nada ni ser originales. Creatividad además tiene connotaciones de autonomía y de automotivación. Aunque la actividad artística es casi por definición creativa, la creatividad no se restringe al arte. Cambiar un enchufe o plantar un árbol son tan creativos como diseñar la moda de la próxima temporada o escribir una novela de fantasía.

Creatividad se relaciona con ver las posibilidades de la materia. El escultor descubre la figura que la piedra encierra y la saca, la pone al descubierto con su trabajo. No necesariamente ha de ser original.

Alguna gente recela de las actitudes y actividades creativas. Piensan que la personalidad de la gente debe formarse en un molde, de conformidad con un modelo. A menudo estas personas están obsesionadas con la corrección. No obstante, la creatividad ha de desarrollarse dentro de unos límites y unas restricciones para ser fértil, un punto medio entre expansión y restricción.


Bien mirado, distinguiríamos tres niveles y tipos de creatividad:


A lo largo de la historia se han puesto en funcionamiento sistemas faraónicos que hacían rendir a la gente sin servirse de su creatividad, estructuras verticales oprimentes tales como los ejércitos, las fábricas, la burocracia y los colegios. Aunque han conseguido sus fines, estas estructuras malgastan lo que cada individuo tiene de más valioso que aportar a la comunidad.

Simultaneidad y secuencialidad; interrelación y pensamiento lineal

En el proceso creativo se desarrollan varios subprocesos creativos simultaneamente. El genio realiza varias tareas relacionadas al mismo tiempo. Esto da una impresión de desorden, de tener demasiados frentes abiertos.

Además, el genio relaciona cosas diversas entre sí. El pensamiento lineal, el que se ciñe excesivamente a un tema, no resulta creativo.