Catarsis

f. 1. Purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda. 2. efecto purificador y liberador que causa la tragedia en los espectadores suscitando la compasión, el horror y otras emociones.

Diccionario de la lengua española (RAE)

Catarsis (del griego κάθαρσις, kátharsis, purificación, limpieza o purga) es la purificación y purga de emociones mediante el arte dramático. También puede ser cualquier estado emocional extremo que ocasione una renovación y regeneración.

En su sentido médico literal, se refería a la evacuación de la catamenia, el fluido menstrual u otro material reproductivo, del cuerpo del paciente.

La catarsis en la tragedia griega

Aristóteles utiliza el término metafóricamente en su Poética de Aristóteles para referirse a los efectos de la tragedia en la mente de los espectadores, que producían purificación emocional, corporal, mental y espiritual. Mediante la experiencia de la piedad y el temor (eleos y phobos), los espectadores de la tragedia experimentaban la purificación del alma de esas pasiones.

Según Aristóteles, la catarsis es la facultad de la tragedia de redimir (o reportar la purificación) al espectador de sus propias bajas pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de éstas, pero sin llegar a experimentar dicho castigo él mismo. Al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas pasiones junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus verdaderos efectos. De modo que, después de presenciar la obra teatral, se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de errores que llevaron a los personajes a su fatídico final.

En las tragedias clásicas, el motivo principal del infortunio es casi siempre la hybris (vagamente semejante al narcisismo), o el orgullo desmedido que hace a los mortales creerse superiores a los dioses, o que no los necesitan ni les deben honores. Dicha hybris es considerada como el más grave de los defectos, y la causa fundamental de todos los infortunios.​ De este modo la tragedia también alecciona y enseña al espectador respecto a los valores de la religión clásica. La catarsis es, pues, el medio por el cual los espectadores pueden evitar caer en la hybris.

Los cátaros

Este sentido aristotélico de catarsis perduró en la tradición de Occidente y reapareció en el Medievo para dar nombre a los cátaros o albigenses, una secta cristiana fanática que proliferó en Europa entre los siglos XI y XIII, especialmente entre los habitantes del Mediodía francés (sur de Francia) y de la antigua corona de Aragón.

Catalogada de herética por la Iglesia católica, la doctrina de los cátaros proponía que el mundo era un terreno de conflicto entre las fuerzas materiales y bajas de Satán y las fuerzas espirituales y puras de Dios.

Según esta visión, en medio de ambas fuerzas estaban las almas humanas condenadas a reencarnarse a menos que lograran purificarse lo suficiente mediante un ascetismo extremo, la castidad obligatoria y el vegetarianismo. Para ellos, Jesús no había sido tanto una reencarnacion como una aparición de Dios para guiar a sus seguidores por el buen camino.

Catarsis en psicología

En psicología, catarsis se asocia con el psicoanálisis freudiano y se relaciona específicamente con la expresión de un trauma reprimido, trayéndolo a la consciencia y por tanto liberándolo de manera permanente. Sin embargo, su utilidad terapéutica se cuestiona.


En 1930, Sigmund Freud publicó la que sería una de sus obras más emblemáticas. En el «Malestar en la Cultura», (Das Unbehagen in der Kultur) buscaba comprender la progresiva centralidad del sentimiento de culpa en el contexto de lo que entonces se llamaba el proceso de civilización.

Antes Breuer había propuesto la terapia catártica, que sirvió de punto de partida al psicoanálisis freudiano, como parte del proceso de hipnosis, el cuál hacía emerger en el paciente impulsos e ideas reprimidas por su consciencia, que en este estado se manifestaban de forma intensa. Ambos doctores concedían a este proceso eficacia terapéutica, si bien parecía que en la mayoría de los casos el origen del problema del paciente no se encontraba en una única experiencia traumática y los síntomas no desaparecían de forma espontánea.

La evolución del psicoanálisis desvinculó el proceso hipnótico y convirtió la catarsis en parte de la terapia psicoanalítica.

La catarsis emocional permite a quien la experimenta descargar la energía que generan nuestras emociones reprimidas. Es, por tanto, un proceso liberador, ligado a la necesidad de aliviar conflictos inconscientes.

La expresión, durante el tratamiento, de una emoción presente reprimida o de un recuerdo pasado reprimido, en estado hipnótico o mediante la psicoterapia, generaría un desbloqueo súbito de dicha emoción o recuerdo, pero con un efecto duradero (a la vez que le permitiría luego al paciente, por ejemplo, entender mejor dicha emoción o evento o incluso describirlo elocuentemente).