Plurarquía
La plurarquía se presenta como la piedra filosofal de ciertos movimientos anárquicos y cyberpunks. En un sistema así, la decisión de un individuo jamás se antepone a la del resto de la colectividad. En este sentido es antagónica a la democracia, en la que en caso de conflicto, la mayoría decide sobre la minoría, estableciéndose así la denominada dictadura democrática.
Por ejemplo, la plurarquía rige la blogosfera, cualquiera con un blog puede expresar su opinión, decidir que quiere comunicar sin que haya una censura o control previo de nadie y eso a pesar que su opinión sea contrapuesta a la de otros bloguers. Sin embargo este ideal en la práctica es poco más que una utopía debido a la inevitable existencia de los que pomposamente denominan netócratas, que no son más que los individuos (por ejemplo bloguers), con mayor trayectoria, prestigio y por tanto alcance a la hora de comunicar, encauzar y dirigir opiniones.
Teorías de la plurarquía
Pero para los creadores del concepto, tenía un sentido negativo, dado que su mirada se orienta hacia lo político como proceso nacional, no hacia el análisis de la red social. Para ellos, la plurarquía no sería el gobierno de las redes, sino el colapso de la democracia a manos de una minoría ciberactivista que consigue evitar la disciplina democrática creando entornos paralelos.
Desde una perspectiva diferente, el glocalismo, que limita su ámbito a redes civiles deliberativas, verá la plurarquía como una suerte de radicalización en el ámbito local (redes altamente distribuidas) de la democracia.
La plurarquía en nuestra tradición
Desde la perspectiva ciberpunk y del sionismo digital, la plurarquía aparece espontáneamente en las redes sociales distribuidas y se hace posible en estas redes al imperar en ellas lo que Juan Urrutia llamó lógica de la abundancia: la opción de cada uno no merma las posibilidades de los demás. En democracia sin embargo, la escasez impone la decisión colectiva a la individual.
Para el movimiento neovenecianista la vivencia de la plurarquía es el objetivo mismo de sus comunidades, comunidades que son plenamente políticas, es decir, que no sólo se definen sobre procesos conversacionales o deliberativos sino por producir su propia existencia a través de la actividad económica dentro de un modelo basado en la democracia económica.