Ciberpunk: descentralizar para prevenir la distopía

Inspirados por el movimiento literario homónimo algunos grupos de activistas comenzaron a revindicarse como ciberpunks a finales de los años ochenta del siglo pasado. El mensaje de partida era que el mundo totalitario descrito en las novelas de William Gibson o Bruce Sterling no se ubicaba estrictamente en el futuro, sino que de alguna manera ya existía y estaba presente en la actualidad.

Punto de partida

La ideología del ciberpunk original podría resumirse en uno de los primeros y más conocidos eslóganes de la época: la información quiere ser libre. Esta libertad no se refería todavía al software libre, sino que incitaba a la rebelión frente a las posibilidades totalitarias que el desarrollo de la informática y las telecomunicaciones ofrecían a las grandes corporaciones y a los estados al permitirles recabar, concentrar y comparar datos personales de millones de personas.

Hacking y criptografía

En aquella época hacking, cracking y criptografía se entienden todavía como dos aspectos legítimos de una misma resistencia. Si el hacking busca liberar la información (La información quiere ser libre) como forma de minar el poder de su concentración por parte de los grandes grupos de poder, el cifrado y la criptografía protegen al indivíduo de estos mismos poderes en su intento de violar la intimidad para aumentar su poder de control social. Los ciberpunks durante los años 80 y 90 realizan la conversión en discurso político de la épica de los vaqueros de consola de Gibson y Sterling.