Caminos para acceder a todo un espacio
Mi perro quiere... ¿Qué quieren los perros? Comer, copular, dormir, recibir caricias... ¿pero la mayor parte del tiempo? Se la tiraría, se la tirarían, nos la tiraríamos, nosotros también, caminando por caminos.
Senderos que discurren por un interminable, variado, ameno, útil, humanizado jardín...
De modo que se combinan dos elementos: un espacio valioso y sus caminos.
En una conversación se declara partidaria de poder pisar por donde a uno le plazca entre los árboles de un bosque. Ojeo un libro sobre jardines españoles en los que la mayoría no llevan a la gente por senderos sino que dejan amplias explanadas entre los árboles y macizos.
El descampado. ¿Qué es un descampado? ¡Tan deprimentes! ¡Tan estériles! Y es que lo uno lleva a lo otro.
Tenemos que revisar nuestra idea de libertad. En los sures, en Norteamérica también, consiste en hacer lo que a uno le da la gana, en un norte lo que sentimos que se debe.
No debemos confundir libre albedrío con creatividad.
Caminos cómo y por dónde
Los caminos nos llevan
- o bien por un espacio,
- o bien de un sitio (origen) a otro (destino).
Hoy en día predominan los caminos del segundo tipo. Las carreteras y demás vías atraviesan yermos horribles. Campos estériles labrados para percibir la PAC, tal vez por ello desarbolados. Carreteras y demás vías que enlazan unos pocos núcleos urbanos homogeneizados. Viajamos de Madrid a Berlín para apreciar variaciones mínimas.
Otras veces valoramos el camino en sí, o el vehículo (automóvil, tren, avión...). Pero el camino no ha de ser más que un instrumento, no necesariamente feo si bien al servicio de un fin y que en condiciones ideales multiplica nuestras capacidades.
Piénsese en los vasos sanguíneos del cuerpo de un animal o persona. Dan acceso a todo el conjunto, llegan a todas partes a fuerza de ramificarse.
Los caminos siguen una estructura arbórea: de los principales parten los secundarios, y de ellos los terciarios, y así sucesivamente. La intención es maximizar la superficie o volumen del campo y minimizar el espacio ocupado por los caminos.
Caminos y libertinaje
Con frecuencia para desarrollar provechosa y fructíferamente dicha energía como digo necesitamos limitarnos a caminos. Recorremos un paisaje y queremos ver y oler tocos los rincones, pero accedemos a ellos con una disciplina para no destruir el paisaje. El libertinaje en cambio consiste en saltarse las normas, en resistirse a toda disciplina. A menudo el libertino acaba destruyendo gran parte del paisaje sin disfrutar ni aprovechar gran parte de los rincones que en cada momento quedan. Son actos típicos de libertinaje poner la música a todo volumen o tirar basura a la acera.
A menudo una cultura construye caminos muy anchos y facilitados pero que no llegan a darnos acceso a todos los lugares y parajes. A menudo también la construcción de dichos caminos que ni siquiera son exhaustivos se convierte en la principal actividad económica de una nación, que acaba asfaltando y hormigonando casi todo su territorio.