Economías de escala
Hoy en día muchos artículos se fabrican en grandes cantidades y ello permite que el proceso de fabricación y el uso diario de dichos artículos consuma menos recursos por unidad.
Un ejemplo son los circuitos integrados ASIC. ASIC significa que se diseñan y se fabrican para una aplicación en concreto, por ejemplo una cámara de fotos o una nevera. Ahora bien, dado que poner en funcionamiento la fábrica resulta muy caro, se requiere que se demandan cientos de miles de un mismo modelo. Por ejemplo, se tendrán que fabricar y vender cientos de miles de una línea de electrodomésticos que use un mismo circuito integrado ASIC para amortizar la inversión.
Esto mismo ocurre con otros muchos artículos (vehículos motorizados, libros, herramientas etc.): cuanta más gente los demanda de un tipo o de un modelo determinado, más barato sale fabricarlo, y los consumidores se benefician del abaratamiento.
Curiosamente estas economías de escala no se verifican en campos como la producción de alimentos, la construcción de viviendas o los gastos administrativos. Una de las causas son los factores limitantes: el agua y la energía son bienes escasos.
Pero también hay un aspecto negativo: cientos de miles de individuos o familias han de demandar el mismo artículo, lo que implica que millones de individuos demanden la misma clase de artículos o bien durante el trabajo o bien fuera del trabajo. Los modos de vida de las personas se estereotipan.
La excepción a la masificación del consumo se da cuando un artículo fabricado en masa es utiliza como herramienta. El uso de un ordenador o de una azada no no está fijado sino que con él se pueden crear infinidad de formas. Tienen un uso abierto.
El que vivamos en ciudades constituye un caso análogo a mi modo de ver. La gente de campo a menudo necesita conducir por pistas de tierra, lo que desgasta los neumáticos. El tendido eléctrico tiene que llevarse más lejos para abastecer a pueblos tal vez poco poblados, los supermercados y lugares de trabajo quedan maś lejos y por carreteras peores. En cierto sentido conviene que la población se concentre en ciudades, y también que su consumo se centre en unos pocos productos.