Plantas de diversas alturas y mezcla de cultivos

Los bosques son uno de los ejemplos más claros de cómo se estructura un ecosistema natural. Hay árboles de gran altura, otros árboles más bajos, arbustos de varios tamaños, hierbas, musgos que crecen más cerca del suelo, la capa de raíces y plantas trepadoras que necesitan de otras para ganar altura. Además, las hojas que pierden algunas de estas especies y las plantas que mueren cada invierno se incorporan de nuevo al suelo.

De este mismo modo se plantean los cultivos de permacultura, que varían además en función del clima, estación del año y composición del suelo de cada terreno concreto. En vez de eliminar todo resto vegetal y plantar largas hileras de lechugas, judías o naranjos, la permacultura combina en un mismo espacio plantas de diversas alturas. Y suele hacerlo siguiendo una forma espiral, que potencia la interrelación entre todos los componentes.

Uno de los beneficios directos es que se evita agotar los nutrientes del suelo. Es más, se busca mezclar cultivos que se beneficien entre sí: los que fijan nitrógeno al suelo pueden convivir con los que tienen más necesidad de este elemento, por ejemplo.