Permacultura rural y permacultura urbana

La permacultura tiene aplicaciones a muchos niveles en una finca rural. Se puede incluir un huerto familiar ecológico cerca de la vivienda, árboles frutales un poco más lejos e incorporar animales como gallinas y cabras. La producción, si excede las necesidades familiares, se destina a mercados locales. Y se minimiza el uso extra de agua, energía o fertilizantes intentando obtenerlos de manera autosuficiente.

Para quienes viven en ciudades, la permacultura urbana proporciona técnicas para producir alimentos en poco espacio: en solares en desuso, en terrazas y patios comunitarios e incluso en un pequeño balcón. Puede realizarse de manera individual o colectiva, colaborando en grupos con estos mismos intereses, y tiene en cuenta también la posibilidad de recoger agua de lluvia, reconvertir jardines con especies comestibles o recuperar áreas ahora asfaltadas como suelo cultivable.

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