Armas nucleares
Pocos libros se publican y mucho menos se debate sobre las armas nucleares, sobre todo en nuestra época. Hasta el punto de que no consideramos la posibilidad digna de nuestra atención.
No nos preocupa ni nos interesa saber que la República Popular China está aumentando su arsenal nuclear y se acerca década a década pero inexorablemente a sus dos rivales, Estados Unidos y Rusia. Nos limitamos a hablar de guerra comercial o de conflictos locales con sus vecinos, como Taiwán. Y que tanto Rusia como China podrían inutilizar todos los sistemas automáticos de Estados Unidos, paralizar todas sus infraestructuras, haciendo detonar una sola bomba termonuclear a gran altura.
No nos alarma que un ICBM (Misil Balísitoc InterContinental) hoy por hoy siga siendo un arma imparable, ininterceptable, y que cada una de las dos superpotencias nucleares posea más de mil quinientas de esta arma decisiva.
Un puñado de ICBMes armados con cabezas nucleares permitiría a un país por débil que fuese chantajear a cualquier otro. Sin embargo si multiplicamos la posibilidad de una guerra nuclear con la destrucción que conllevaría, nos sobrecogeríamos.
Continuamente hacemos ese tipo de multiplicaciones. Por ejemplo, nos penemos gafas protectoras a pesar de la baja probabilidad de recibir una lesión ocular porque consideramos que el daño sería muy grande.
En realidad como no conocemos antecedentes de guerra nuclear total, solo elucubraciones y novelizaciones, no le concedemos importancia a ese peligro.
Ni siquiera conocemos ningún tipo de analogía, como no sea la de que un alma se precipite al infierno. La guerra convencional, incluso las dos guerras mundiales, es o ha sido de destrucción limitada nunca total.
Si consideramos que éstas armas sólo se pueden blandir en una guerra nuclear total, entonces si tal guerra nunca llegase a ocurrir muchos considerarán justificado haberse despreocupado completamente, no haberse preocupado.
Recuerdo que la revista Investigación y Ciencia publicó una serie de artículos de estrategia nuclear. En general confiamos en que funcione un principio fundamentan de esta teoría: la Destrucción Mutua Asegurada (DMA). Ninguna superpotencia nuclear va a arriesgarse a provocar una guerra nuclear total dado que ello conllevaría una Destrucción Mutua Asegurada. No obtendría ningún beneficio.
En la reciente Guerra de Ucrania no se teme que el conflicto dé paso a un ataque nuclear por parte de Rusia. Impensable.