Después del final de la naturaleza

Vivimos en una época en la que vislumbramos la posibilidad de vivir sin nada o casi nada de naturaleza virgen en medio de una especie de desierto de estética zen.

A partiŕ de ahí al ser humano ya se le ocurrirán qué actividades desarrollar para sobrevivir y sentirse realizado. O no.

¿Nos centraremos en la tecnología bélica, en cómo someter al resto de las naciones? Esta posibilidad estará muy presente mientras siga habiendo naciones con voluntad de imponerse y rapiñar.

En teoría la (sub)especie humana podría continuar existiendo, relacionándose, viviendo experiencias y creando. Pero nadie sabe muy bien ni está seguro de lo que significa ese en teoría.

Atrevámonos a elucubrar, aunque por desgracia ya contamos con precedentes. Y es que el Ser Humano siempre ha rechazado la Naturaleza tal como es.

El final de la historia

A veces me parece que la humanidad ha entrado en una fase en la que el lenguaje ya no sirve para debatir, negociar y conversar sobre la realidad. Toda expresión ha de restringirse a un ámbito muy limitado y han de aceptarse unos presupuestos o verdades dadas. Por supuesto que se permite cuestionar cualquier presupuesto, pero siempre en otro coro, como si dijéramos. Los que cuestionan los presupuestos o no se les escucha porque carecen del prestigio necesario-pues la verdad se impone por prestigio- o acaban erigiéndose a su vez en autoridades incuestionables.

En España en particular las regiones más ricas, País Vasco y Cataluña, dedican muchos recursos económicos y humanos a mantener su bilingüismo particular, mientras que en las regiones monolingües se fomenta el conocimiento y enriquecimiento del castellano en sí más que su uso para fines constructivos fuera de lo meramente lingüístico.

Recuerdo un vasco de ikastola que me confió que sabía más sinónimos en euskera que en castellano. ¡Como si la comunicación lingüística consistiera en desplegar gran variedad lingüística!

Llama la atención que la mayoría de la gente no se cuestiona la democracia representativa ni exige más participación directa en la toma de las decisiones que nos afectan a todos. No aspiramos a configurar nuestro mundo por nosotros mismos.

Esta falta de cuestionamiento de la realidad impuesta y esta resistencia a hablar de la realidad en general constituyen el mismo fenómeno.

El Final de la Naturaleza ocurre dentro de este contexto del Final de la Historia.

¿Qué actividades realizaremos?

Actualmente la mayoría de nuestro alimento proviene de campos de cultivo (tierra) o de granjas que consumen grandes cantidades de grano (cereales y legumbres). Por tanto si se rompe el ciclo del agua y se desestabilizan las temperaturas tendremos que buscar alternativas como los cultivos hidropónicos.

También generaremos nuestras materias primas y energía mediante un reciclaje maś estricto, un consumo más eficiente y tal vez fuentes de energía y síntesis renovables.

Si la tecnología militar domina a la civil entonces se desarrollarán determinados campos. Actualmente la tecnología bélica se asocia a aeroespacial, criptografía, telecomunicaciones, inteligencia artificial, aleaciones superresistentes etc. Y en esos campos nos centraremos.

Y seguirá habiendo científicos que propongan seguir desarrollando tecnologías como la fusión controlada, la modificación genética del ser humano y la colonización del espacio.

Una cultura al margen de la naturaleza

En gran medida nuestras ciudades constituyen ya un experimiento sobre cómo vivir al margen de la naturaleza, sobre todo en el caso de las grandes masas que no pueden costearse veranear en lugares privilegiados, cazar y pescar, pasear por parques y jardines, viajar a lugares exóticos etc.

Esas masas desfavorecidas se recrean, consuelan y satisfacen con fenómenos como el culturismo y las artes marciales de contacto, los comix, los videojuegos, las series, el estudio de la historia, las juergas, el comadreo y cotilleo, los espectáculos deportivos etc.

Por supuesto cada país decidirá cuántos recursos dedicar a la cultura. Habrá una cultura de letras: música, literatura (ciencia ficción, corazón, policíaca, fantasía etc.), un estudio de la historia, de las ideas políticas. Probablemente crezca el interés por las ciencias físicas. Gran parte de la biología (ecología, genética, etología, edafología) pasarán a considerarse dentro de la historia.

Se estudiarán campos muy abstractos, como las matemáticas, las ciencias computacionales y partes de la física como la cosmología. Las noticias nos repetirán cómo cada vez nos acercamos más a comprender el universo, a encontrar esa Gran Teoría de la Unificación cuya resolución supondría la culminación de la evolución de la especie.

Curiosamente Un mundo feliz, de Aldous Huxley, describe una sociedad en la que la cultura consiste en consumir una droga (el soma), volar en una especie de avionetas y tener relaciones sexuales no comprometidas.

Es posible que inventemos o descubramos nuevas ciencas, principalmente ciencias humanas y ramas de la matemática.

También es posible que nuestra psique se llene de estructuras incuestionables sobre la realidad como ya parece que está ocurriendo. Sostendremos prejuicios que no nos parecerán prejuicios porque serán juicios basados en otros presupuestos y derivados mediante mecanismos establecidos. Si se impone una cultura audiovisual o de frases cortas, como ya está ocurriendo, resultará imposible cuestionar nada ni ejercer un pensamiento general. De hecho actualmente tendemos a admitir sólamente un tipo de pensamiento general, la filosofía, y a regañadientes. Por supuesto que los filósofos de carne y hueso no se han restringido a la filosofía. Parte de la humanidad buscará una salida en una religión desinhibidamente irracional.

Una economía pos-naturaleza

Admitamos que hay dos tipos de economía, la civil y la militar. Siempre ha dominado la economía militar, aunque continuamente la humanidad entra en períodos que le parecen una paz definitiva.

Evidentemente los países que aspiren a ser competitivos frente a otros y a defenderse y atacar a otras unidades nacionales tratarán de simplificar sus administraciones y sistemas legales, mientras que los países que se sientan seguros se entregarán a la tentación de generar empleo.

Por tanto la humanidad continuará desarrollando tecnologías militares y civiles: informática (en especial criptografía), electrónica, química (nanotecnología, materiales compuestos, etc.), mecánica (motores hipersónicos, nuevas armas) etc.

Parte de esa tecnología mantendrá encerradas a grupos numerosos en realidades virtuales, fenómeno que ya empezó en las literaturas fantásticas y que continúa en los videojuegos. Los Estados desearán mantener distraídas a las masas. Y lo conseguirán, mientras se sigan fabricando pantallas y altavoces.

Y los que no sucumban al espejismo audiovidual pasarán la mitad de sus vidas en aulas en las que se impartirán programas impuestos por los Estados. En particular, dado que las máquinas nos quitarán casi todo el trabajo, se exigirá asistir a cursillos presenciales o no pero de calidaz pésima para poder cobrar ayudas económicas.

La única duda es la de si quedará algún trabajo que no puedan realizar las máquinas.

La era de la enfermedad

Según crezca la población y según vaya desapareciendo la naturaleza la gente querrá tener más contacto físico. Es posible que nos dividamos en grupos que se junten para conversar, realizar actividades físicas, practicar arte, masajearse, tocarse e incluso puede que crezca la promiscuidad sexual dado que en un mundo superpoblado el sexo reporductivo perderá su razón de ser.

Vendrán epidemias. Se difundirán enfermedades contagiosas. Algunas las podremos superar llevando una vida sana y con medicación no excesivamente agresiva. ¿Pero otras? Los gérmenes mutarán.

Nos plantearemos vivir con una hiperhigiene, de la cuál uno de los aspectos será separarnos de los demás por una barrera impermeable a dichos gérmenes.

Distopía, causa y religión

Hasta ahora he evitado calificar de distópico este futuro sin naturaleza que se avecina. Sólo alertar de que en un corto período de tiempo la humanidad podría perder irremisiblemente un supuestamente gran elemento de su mundo: la Naturaleza Virgen.

Imaginemos que alguien entra a trabajar en una fábrica y en un corto período de tiempo pierda varios dedos de una mano manejando una máquina. Bueno, tal vez le ofrezcan una pensión vitalicia y viva mejor en adelante. Tal vez elija desarrollar actividades para las que su minusvalía no le limite. No obstante, no debemos relativizar su pérdida.

¿Y si le implantan una prótesis equivalente o superior a una mano biológica?

Lo que nos lleva a hacernos la pregunta: ¿Cuál es el valor de la Naturaleza Virgen? De hecho los medioambientalistas que atribuyen un valor intrínseco a la naturaleza, la llamada ecología profunda constituimos una minoría.

Y la Ecología Profunda sin duda se asemeja a la Religión en sus planteamientos irracionales.

Conozco mucha gente que no atribuye un valor intrínseco a la naturaleza. En cierto sentido la fobia contra los transgénicos es artificial y mediatizada. La mayoria no se escandaliza de que mantengamos perros de razas increíblemente manipuladas ni de que se quite el salvado a los granos para consumo humano y con él se alimente a los cerdos y pollos. Vivo en un camping a diez minutos de un bosque y mis vecinos no añoran entrar en él ni lo hacen.

Curiosamente muchas religiones alertan del deterioro del medio ambiente natural. Por lo visto hay imanes indonesios que combaten el cambio climático desde el púlpito.

He pertenecido a un movimiento religioso situado dentro del llamado Budismo Occidental y sólamente he escuchado pronunciamientos ambiguos respecto al deterioro de la Naturaleza. De modo que una religión hiperracional que se precia de funcionar sin dogmas se cruza de brazos ante una catástrofe manifiesta.

Y aprovecho para señalar que en general estos movimientos religiosos que atraen a la clase media occidental no solamente no prestan la debida atención al deterioro natural, sino tampoco a los males sociales y empeoramiento gradual de las condiciones de vida del ser humano.

¿Cuál es la causa del Final de la Naturaleza? Desde luego, el medioambientalismo convencional tiende a tratarlo todo en compartimentos estancos, a establecer relativamente pocas conexiones. A mí mismo me extraña que se hable de refugiados climáticos. ¿Acaso la solución no está en intensificar, en investigar más y en cultivar más superficie más intensamente? ¿Lo cuál nos permitiría dejar libre más superficie de bosque? Incluso resulta difícil saber si el bosque está retrocediendo o avanzando. Depende de qué tipos de bosque y sobre todo de cómo se cuente.

Mi propuesta es que la Naturaleza está retrocediendo hasta su extinción a causa de una racionalidad imperante pero no restringida al hombre occidental.